Los Iberos se vivían en el este y sur de la Península Ibérica desde el siglo VIII a.C.
Los iberos situaban sus poblados en lugares estratégicos y los fortificaban con gruesas murallas. Formaban tribus lideradas por jefes y su organización social era muy rígida.
Los jefes militares eran el grupo dominante y debajo de ellos se situaban los artesanos, comerciantes y soldados que eran los grupos intermedios. Campesinos, mineros, siervos y esclavos ocupaban las posiciones sociales más bajas.
La economía de los iberos se basaba en la agricultura y la ganadería. Cultivaban vides y olivos, así como verduras y frutas. Su ganadería se basaba en la cría de toros, bueyes, ovejas, mulas y caballos.
Los iberos fabricaban herramientas y armas de hierro, así como eran buenos artesanos textiles y ceramistas. Comerciaron con metales preciosos.
Comerciaron con griegos y fenicios y heredaron de ellos el uso de la moneda y los sistemas de peso y medida.
Además, utilizaron una escritura influenciada por los pueblos colonizadores que no se ha podido descifrar.
La religión ibera tenía culto a diosas de la fertilidad, así como a un dios guerrero. Rendían culto a animales sagrados y creían en espíritus.
Los iberos incineraban y enterraban a sus muertos con objetos valiosos.
Sus principales obras de arte fueron construcciones funerarias y esculturas como la Dama de Elche y la Bicha de Balazote.